Herramientas para la divulgación científica

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5 min readOct 24, 2023

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Por Angie Lee Castillo Alarcón

Ilustración de Angie Lee Castillo Especie Chelonia Midas

La divulgación científica busca acercar la ciencia al público general mediante diversas actividades que sirven como una herramienta para la difusión del conocimiento. Estas actividades deben hacer el conocimiento accesible, usando un lenguaje fácil para personas que no estudian ciencia, además de hacer de este un tema central a través de medios de comunicación, principalmente. Esto también es conocido como periodismo científico (Briceño, 2012; Yolaisy et al., 2011).

El concepto apareció por primera vez en el siglo XIX, cuando los científicos quisieron atraer más personas a los descubrimientos de la ciencia, con el fin de que estos se pudieran aplicar a un mundo más industrializado. En este siglo, los avances en educación hicieron que los medios escritos se popularizaran y los científicos los usaran para hacer divulgación. Algunos de los ejemplos más destacados de divulgación científica se dieron en Estados Unidos en 1845 y 1888; en el primer año, se publica por primera vez American Scientific, una revista especializada en divulgación científica y que continúa publicando hoy en día; en el segundo año se fundó National Geographic Society, una de las organizaciones más grandes e importantes del mundo en temas de ciencia, educación y divulgación (Castaño Vélez, 2016).

Posteriormente, en el siglo XX, la divulgación científica adquiere más fuerza con eventos como: la publicación de la Teoría de la relatividad de Albert Einstein en 1926 y la consolidación de los medios audiovisuales como herramienta para informar y documentar (Castaño Vélez, 2016). Es también en este siglo donde nace el movimiento verde o ecologista, donde la divulgación científica se hace más importante al ofrecer información para que las personas formen un pensamiento crítico y participen en procesos asociados a la ciencia, así como a la política y el fomento de prácticas de protección del medio ambiente, teniendo como base como conocimiento científico riguroso y producto de investigaciones (Briceño, 2012; Yolaisy et al., 2011).

Teniendo en cuenta lo anterior, actualmente, existen gran diversidad de herramientas para hacer divulgación científica y contar la ciencia en formatos atractivos. Entre estos están las novelas, el cine, los documentales, las revistas de divulgación, libros, folletos, programas de radio, obras de teatro y museos (Yolaisy et al., 2011). En Colombia, Angela Posada-Swafford, periodista y autora, es una de las pioneras en la divulgación científica a través del periodismo científico que realiza en algunos medios de comunicación como radio y canales de televisión independiente; también es escritora de libros para jóvenes en donde habla sobre calentamiento global y da a conocer científicos que también hacen divulgación de formas peculiares como hacer música rock que explique la respuesta de los insectos al cambio climático (Mayorga, 2019).

Otra herramienta que ha tenido su auge en los últimos 20 años han sido las redes sociales. Influenciadoras colombianas como Sofia Garces, Sara Constantino y Marce la Recicladora, usan sus perfiles de Instagram para hacer educación sobre sostenibilidad en acciones de la vida diaria, fundaciones a favor de la conservación de ecosistemas colombianos e incluso turismo comunitario.

Sin embargo, existe una herramienta que ha permanecido a lo largo del tiempo y hoy en día se ha adaptado a las redes sociales para aumentar su alcance: el arte, en específico, la ilustración naturalista. Esta disciplina nace en la época de las grandes exploraciones, en el siglo XV y el XVII, cuando los exploradores venían acompañados de científicos e ilustradores que pudieran documentar los descubrimientos de nuevos mundos y en diferentes ramas de la ciencia como la biología. Para ello, los ilustradores retrataban la fisionomía de nuevas especies, así como los ambientes donde se encontraban, siendo guiados por los científicos que los acompañaban (Illustraciencia, 2019).

En esa época, las ilustraciones no solo retrataban la forma de las especies y sus ecosistemas, sino que además debían mantener estándares artísticos, siendo cuidadosos en mantener una composición armoniosa, respetando los elementos que se quieren representar y los colores usados (Illustraciencia, 2019).

Ilustración de Ernst Haekel

Actualmente, la ilustración naturalista sigue trabajándose de la misma manera, pero ha surgido un concepto similar que puede causar confusión: la ilustración científica. Aunque ambas disciplinas son cercanas al tratar temas de la naturaleza, la ilustración científica tiene como objetivo ilustrar con extremo rigor procesos específicos o elementos que se quieren documentar y estudiar, dejando un poco de lado aspectos estéticos relacionados con el arte. Sin embargo, este tema sigue generando controversia entre los ilustradores de una u otra disciplina, ya que las diferencias siguen siendo sutiles (Illustraciencia, 2019).

Algunos de los principales exponentes de esta disciplina son Leonardo da Vinci, con sus obras en torno a la anatomía humana y la medicina, y Ernst Haeckel como uno de los principales ilustradores de naturaleza del siglo XIX y un referente en la actualidad.

Actualmente, los ilustradores han trascendido en sus técnicas para representar, además, conceptos. Este es el caso de Fabian Oefner, un fotógrafo y artista suizo que usa conceptos científicos, como la electricidad y la oxidación, para crear obras de arte, haciendo “los efectos de la ciencia invisibles, visibles” (Zhu & Goyal, 2019).

En Latinoamerica, los ilustradores han venido destacando encontrando grandes artistas como Noemi Cevallos y Santiago Cordero con su organización Picturatus Conservación (Ecuador), Juanchi Perez con su empresa Zigze, Lisa Anzellini con múltiples publicaciones para el Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt (Colombia), Valentina Nieto con publicaciones para la Universidad Nacional y el Colectivo Biografos, un grupo de artistas en Medellín que realizan muralismo en universidades y diferentes espacios de la ciudad.

En definitiva, el arte se ha vuelto un enfoque que favorece la divulgación científica en el Antropoceno, convirtiéndose en una de las herramientas más efectivas para formar conciencia en el público y que tiene como base el aprendizaje desde el dominio afectivo, el cual está relacionado con las emociones y las actitudes hacia algo en específico (Lesen et al., 2016).

Bibliografía:

Briceño, M. A. (2012). La importancia de la divulgación científica. Visión Gerencial, 1, 3–4. http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=465545892001

Castaño Vélez, M. C. (2016). Arte y Divulgación Científica: Enseñar Para Comprender. Universidad Nacional de Colombia.

Illustraciencia. (2019). ¿Qué es la ilustración naturalista? https://illustraciencia.info/que-es-la-ilustracion-naturalista/

Lesen, A. E., Rogan, A., & Blum, M. J. (2016). Science Communication Through Art: Objectives, Challenges, and Outcomes. Trends in Ecology & Evolution, 31(9). http://djerassi.org/

Mayorga, D. (2019, August 30). La ciencia puede nutrirse del arte. https://www.javeriana.edu.co/pesquisa/la-ciencia-puede-nutrirse-del-arte/

Yolaisy, L., Fundora, S., Yudit, L., & García, R. (2011). La divulgación científica: una herramienta eficaz en centros de investigación. In Año (Vol. 7, Issue 7).

Zhu, L., & Goyal, Y. (2019). Art and science: Intersections of art and science through time and paths forward. EMBO Reports, 20(2). https://doi.org/10.15252/embr.201847061

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